El pueblo de Argentona sigue celebrando las ceremonias que lo salvaron de la epidemia que sufrió hace doscientos años.
El 4 de agosto, en la localidad de Argentona (Cataluña), para la celebración del día de San Domingo, el pueblo organiza juegos de fuerza y pasacalles de gigantes para acompañar la bendición de las aguas de San Domingo y la renovación del “Voto del Pueblo”. Estas dos ceremonias tienen más de doscientos años de antigüedad.
Cuenta la historia, que a mediados del siglo XVII, una epidemia arrasaba la villa de Argentona. Desesperado, el pueblo apeló a San Domingo, patrón de las aguas, para que ayudara a curar dicha epidemia a cambio de una promesa. Milagrosamente, el Santo atendió sus plegarias y la epidemia cesó. Desde entonces, se cree que el agua que brota de la fuente de San Domingo, tomada desde una vasija nueva, tiene poderes curativos.

Cada año, el día de San Domingo, las aguas de la fuente son consagradas por el cura del pueblo con uno de los pocos rituales de bendición de Cataluña. Tras la sacralización, dos botijos llenos de agua bendita van pasando de ciudadano a ciudadano, quienes van echando un trago. Pero, antes de santificar las aguas, el alcalde da un discurso para renovar el “Voto del Pueblo”. Esta ceremonia única en el país consiste en hacer una promesa colectiva, pública y solemne que el pueblo tiene que cumplir antes del 4 de agosto del próximo año. En 2019, el alcalde, tras condenar la violencia machista, con la voz que le otorga su pueblo prometió seguir luchando a favor de la igualdad de género.

Lo que un día se conoció como Acopio de San Domingo, celebrado con motivos religiosos, hoy se ha convertido en el patrón del pueblo y la diada de San Domingo se celebra como la “Festa del Càntir” (Fiesta del Botijo). Esta fiesta que acompaña a las ceremonias consiste en juegos relacionados con el agua y la cerámica. Mientras los más pequeños juegan a la pesca del botijo y a soplar por el caño gordo, el juego más importante para los adultos es la competición de levantamiento de vasijas. Los concursantes tienen que ir alzando botijos llenos de agua del suelo y tomar un trago, mientras los espectadores los animan y vitorean. Cada vasija pesa más que la anterior y el concursante que más vasijas levante en el menor tiempo posible gana. Pocos llegan al último botijo, y aún menos participantes consiguen levantarlo, ya que mide más de un metro de altura y pesa 200 kilos. Sin embargo, el campeón de 2019, logró alzarlo y dar un buen trago.

0 comments on “Festa del Càntir”