La cantidad de leyendas que se encuentran en el folclore escocés es inimaginable. Los paisajes naturales de Escocia, junto a su historia, han inducido a lo largo de los años a la creación de cuentos de hadas, monstruos y fantasmas.
Castillo de Duntulm

Las ruinas del castillo de Duntulm solo pueden inspirar historias de fantasmas. Se dice que el castillo fue abandonado después de que el hijo del jefe del clan, quien residía en el castillo, estando a cargo de su niñera, se cayó de la ventana y murió al chocar contra las rocas que había debajo. Como castigo, la niñera fue enviada a la deriva al océano atlántico en una pequeña barca. Cuenta la leyenda que el fantasma de la niñera aún deambula por el castillo chillando perturbadamente.
Coire Gabhail

El Valle Perdido (Coire Gabhail) es un alto valle escondido entre el macizo montañoso de Bidean nam Bian, conocido como las Tres Hermanas, que se encuentra en la zona sur de Glencoe. Este valle fue utilizado por el clan MacDonald para esconder el ganado que robaban a los Campbell. La enemistad entre ambos clanes es famosa por la Masacre de Glencoe, que ocurrió en 1692. La historia cuenta que los Campbell asesinaron a muchos MacDonald después de haber aceptado la hospitalidad de su casa y su tierra. La historia vulgar cuenta que ese fue el final de la contienda que tenían los clanes por culpa del robo de ganado, por parte de los MacDonald, y la ocupación de tierras, por parte de los Campbell.
Sin embargo, en realidad este episodio tiene relación con el conflicto entre el rey William III y la Casa de los Stewart. Los MacDonald tenían que hacer el juramento al nuevo rey, William III, para que los perdonase por su alzamiento jacobita. No obstante, a causa de varias complicaciones, el clan MacDonald no hincó la rodilla hasta cinco días después de la data límite. Aunque aparentemente para los oficiales y el sheriff de Argyll no significó un delito, los Campbell se tomaron la justicia por su mano.
Castillo de Kilchurn

Las ruinas del castillo de Kilchurn están situadas en un saliente rodeado prácticamente de agua, al noreste del lago Awe.
El castillo fue construido por Sir Colin Campbell de Glenorchy, un cruzado. La leyenda cuenta que Sir Colin Campbell, estando en Palestina, tuvo un extraño sueño que no fue capaz de descifrar. De modo que fue a consultar a un monje, quien le recomendó que volviese inmediatamente a casa, pues solo su presencia podría prevenir el desastre que se avecinaba sobre su familia.
Sir Colin Campbell hizo bien en volver a Escocia, ya que durante su ausencia, Baron MacCorquodale había convencido a Lady Margaret, la esposa de Sir Colin Campbell, que su marido había perecido en las cruzadas y la persuadió para que se casara con él. El mismo día de la boda, Sir Colin Campbell llegó disfrazado de mendigo. En cuanto le preguntaron qué hacía allí y que quería, él respondió: “Tener mi hambre satisfecho y mi sed saciada”. Comió todo lo que le dieron, pero solo quiso beber de la mano de la mujer de la casa. Así que Lady Margaret se acercó y le ofreció un cáliz. Sir Colin Campbell bebió su contenido y le devolvió el recipiente con su anillo de matrimonio en su interior. Lady Margaret conocía muy bien ese objeto y lo reconoció. Así que esa boda nunca se celebró.
Fairy Pools

Al oeste de la isla de Skye hay un camino llamado “Sligaghan” que sube bordeando el rio, desde el valle de Glen Brittle hasta los Black Cuillins. Sin embargo, este camino es más conocido como Fairy Pools, ya que el rio va formando pequeñas pozas de agua cristalina a lo largo de su curso. Historias locales cuentan que las hadas acostumbran a bañarse en estas frías piscinas naturales cuando nadie las ve. Hay que vigilar con estas criaturas también conocidas en el folklore escocés como “gente pequeña”, dado que son tan amables como groseras. Hay que ir con cuidado de no ofenderlas o podrían vengarse. La creencia en hadas en Escocia se remonta a miles de años atrás, especialmente en Skye. Relacionadas siempre con la naturaleza, con la llegada del cristianismo se las empezó a considerar como criaturas traviesas y malévolas capaces de secuestrar a bebés y engañar a sabios.
Castillo de Dunstaffnage

Según una tradición, este castillo fue fundado por Edwin, un rey del pueblo Picto, contemporáneo de Julio César. No obstante, las dimensiones del castillo que había en el siglo V no son comparables a las que tuvo a partir del siglo XIII. El Castillo de Dunstaffnage fue la sede de príncipes escoceses durante un tiempo y la prisión de Flora MacDonald después de ayudar a escapar a Bonnie Prince Charlie disfrazado de sirvienta bajo el nombre de Betty Burke.
Capturado por Robert de Bruce en 1309, pasó de los McDougalls a los Campbells. En este castillo ha vivido más de un espíritu. Uno de ellos fue una Glaistig que respondía al nombre de Siannag. Ella vivió allí hasta que el castillo ardió en llamas en 1810. Otro espíritu que rondó varias veces por el castillo es Bodach Glas (viejo hombre gris en gaelico). Él fue una vez un hombre que ayudó a un Campbell de Dunstaffnage en un asalto. Tras el ataque fueron perseguidos hasta que Bodach Glas, asustado, decidió abandonar el botín que habían robado y huir. Dunstaffnage, llevado por la ira ante dicha traición lo apuñaló. Mientras moría, Bodach Glas le dijo su asesino que Dunstaffnage también moriría ese día y que él aparecería para regocijarse de su muerte. Dunstaffnage fue capturado horas más tarde y asesinado por sus perseguidores. Des de entonces, Bodach Glas aparece a la muerte de cualquier miembro de la familia Dunstaffnage para entretenerse.
Trotternish

Son muchas las historias que cuentan como valerosos gaiteros se adentraban en profundas cuevas para nunca volver. Una de estas historias es la leyenda de “La Cueva de Oro” (Uamh an Oir). Black Lad era un chico que vivía en la península de Trotternish. Hijo de los MacCrimmons, el chico llegaría a ser el mejor de los gaiteros, y su clan sería reconocido por ello. Sin embargo, cuando era solo un niño apenas podía tocar y temía ser una decepción para su padre. No obstante, un día su suerte cambió, pues mientras practicaba con la mejor gaita de su padre, a la que llamaba “La Puerta Negra”, se le apareció una banshee, quien le preguntó qué prefería, éxito sin habilidad o habilidad sin éxito. Tras escoger tener habilidad sin éxito, la Banshee se arrancó un pelo de su cabeza y lo ató alrededor del puntero de la gaita. Pasaron los años y Black Lad se convirtió en el Rey de los Gaiteros, hasta que un día decidió entrar en la Cueva de Oro, pues su música podía calmar a cualquier bestia. Se aventuró dentro la caverna tocando un lamento, cuya melodía se oía desde el exterior hasta que, de repente, se oyó un terrible grito: “¡Oh por tres manos! ¡Dos para la gaita y una para la espada!” La criatura se le tiró encima de MacCrimmon y aunque el eco de la música se mantuvo durante un tiempo, al final se hizo el silencio.
Castillo de Dunollie

El Castillo Dunollie fue construido durante el siglo XV y fue la cuna del clan MacDougall. Cuenta una leyenda local que en este castillo habitaba una Glaistig. Al crepúsculo se la veía dirigiéndose a la casa donde lavaba la ropa y barría durante la noche. Sin embargo, la Glaistig tenía un carácter bastante inestable, y a veces ponía polvo en las comidas de los habitantes del castillo, menos al bufón, que era su persona favorita del fuerte.
Isla de Mull

En la isla de Mull crece una planta muy rara de encontrar, llamada hierba de San Juan, que hallada sin ser buscada o querida tiene poderes mágicos. Se dice que esta hierba atada al cuello evita premoniciones a aquellos que tienen la habilidad de ver el futuro.
Una pequeña historia local cuenta que Callum, un joven muchacho, paseaba con su perro por las colinas de Mull cuando encontró dicha planta. La cogió y siguió su camino hasta llegar a un rio, donde aprovechó para bañarse los pies hinchados. Al levantar la cabeza, vio al otro lado del rio a una mujer muy fea sin fosas nasales sentada en la orilla. La mujer le pidió un poco de la hierba para permitirle cruzar el rio, pero el muchacho se negó a dársela. Así que ella le ofreció hacer rapé con la hierba de San Juan y darle un poco a cambio. Pero Callum le contestó que para qué querría ella rapé si no tenía agujeros en la nariz, y acto seguido se alejó del rio. Esa noche Callum no llegó a su casa y toda su familia se puso a buscarlo por todas partes hasta que lo encontraron durmiendo junto a una pequeña colina. Cuando el muchacho despertó, pensó que apenas había dormido unos minutos, pues el sol estaba prácticamente en la misma posición que cuando se había estirado. Pero al descubrir a su perro estirado a su espalda sin un solo pelo en el cuerpo comprendió que había estado dormitando durante más de un día entero y que su perro lo había intentado proteger de las hadas, pero al final las hadas habían conseguido llevarse la hierba de San Juan.
Tobermory

En España vivía una princesa que se enamoró de un hombre que vio en un sueño. Sabía que tenía que ir a buscarlo en otro país, pues no entendía la lengua en que hablaba. De modo que zarpó hacia Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega y, por último, Escocia. Su plan era celebrar una cena a bordo de su barco e invitar a todos los caballeros de la zona. Al final llegó a Tobermory, una ciudad al norte de la isla de Mull, donde encontró a su hombre. No habían ni empezado a cenar que MacLean de Duart y la princesa se enamoraron a primera vista. Desafortunadamente, tras pasar unos días junto la mujer de MacLean, se enteró de la aventura de su marido. Así que mandó a uno de sus sirvientes que hiciera explotar el barco español, matando a todas las personas que estaban a bordo, incluida la princesa.
MacLean, que estaba enamorado de la princesa, la enterró en Morvern. Posteriormente, tuvo una visión de su amada que le pidió que devolviera su cuerpo a España. Así que MacLean desenterró los huesos, los limpió y se los llevó al rey de España, el padre de la princesa. Sin embargo, en cuanto el padre se dio cuenta de que faltaba un meñique, envió dos de sus mejores fragatas a Escocia y ordenó destruir la isla de Mull y al mismo MacLean. Mientras las fragatas se acercaban a Duart, MacLean pidió a nueve brujas, conocidas como Doideagan o Dodags, que lo ayudaran a derrotar a las fragatas. Ellas empezaron a controlar el viento que movía los barcos hacia la orilla, pero el capitán español era hábil en las Artes Negras y contraatacó. Algunas Dodags, en forma de cuervos, empezaron a volar alrededor de las naves, pero el capitán siguió luchando, pues solo había una bruja que lo atemorizaba, Gormsuil. Apenas se le cruzó este pensamiento por la cabeza, Gormsuil apareció en la forma de un gato. En cuanto el capitán la reconoció, abandonó toda esperanza y, finalmente, las fragatas se hundieron sin que ninguno de los marineros pudiera evitarlo.
Lago Awe

Una antigua historia cuenta el nacimiento del lago Awe. La creación del lago fue culpa de la negligencia de Cailleach, guardiana de una fuente de la cima del Ben Cruachan. Cada tarde, cuando se ponía el sol, Cailleach era la responsable de cubrir con una losa de piedra la fuente de la montaña y sacarla al amanecer. Sin embargo, un día, cansada por haber conducido el ganado a través de Connel, se durmió junto a la fuente antes de haberla tapado. El agua empezó a fluir montaña abajo y empezó a inundar el valle. El ruido del agua despertó a la chica, quien al contemplar lo que había hecho se horrorizó tanto que se volvió de piedra.
Broadford

En los tempranos días del Cristianismo Celta, un cura fue enviado a la isla de Skye. Estaba atravesando los bosques que se encontraban cerca del actual pueblo de Broadford, cuando dejó su bastón de fresno a un lado y decidió sentarse a comer bajo un claro. Al poco rato se vio rodeado de gente diminuta. El cura se aclaró la garganta y les preguntó quién eran. Un hombre de avanzada edad se arrodilló ante él y le dijo que eran hadas arrepentidas de sus pecados y que querían ser perdonadas. El cura sintió compasión por el hombre, pero le habían enseñado que las hadas eran los ángeles caídos que el mismo Dios había desterrado del cielo. Así que no podía hacer nada para perdonarlos. Entonces una mujer se arrodilló junto al hombre y con un suave hilo de voz dijo: “Hay más alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por mil hombres honrados”. El cura, turbado por su impotencia, le contestó que antes de que Dios los perdonara, su palo se convertiría en un árbol. De modo que se levantó y siguió su camino dejando su palo de fresno erguido en el suelo, mientras oía los gemidos de las hadas a su espalda. Pasó un tiempo hasta que un día volvió al claro del bosque donde se había encontrado a las hadas. Esta vez, no fueron hadas lo que halló, sino un gran y fuerte fresno. Supo lo que eso significaba, así que se instaló en el bosque como ermitaño y rezó por las hadas todos y cada uno de los días, hasta que los gemidos de los ángeles caídos desaparecieron. Ese día el cura fue encontrado muerto con una ancha sonrisa en su rostro.
Castillo de Dunvegan

El Castillo Dunvegan es la cuna del Clan MacLeod, a quien ha pertenecido siempre el castillo. Construido mayoritariamente en el siglo XIII, este castillo guarda tres valiosos objetos detrás de los cuáles se esconde una leyenda: el Cuerno de Rory Mór, al Estandarte de Hadas de los MacLeods y la Copa de Hadas de Dunvegan.
El Cuerno de Rory Mór es un cuerno de buey con la punta bañada en plata. Cuenta la historia que Malcom MacLeod (1296-1370), tercer jefe de los MacLeod, volvía de una cita con la esposa del jefe del clan Fraser. Esa noche, Malcom se encontró con un toro que atemorizaba a todos los habitantes de la zona. Armado con tan solo un dirk (daga), mató al animal y le arrancó uno de sus cuernos, que llevó al castillo de Dunvegan como trofeo. Ante el valor de Malcom, la mujer de Fraser abandonó a su marido por Malcom MacLeod. El cuerno acabó convirtiéndose en un cuerno para beber que, de forma ceremonial, todos los jefes tenían que beber entero de un solo trago para convertirse en la cabeza de su clan.
En cuanto al Estandarte de las Hadas, se dice que tiene poderes sobrenaturales y al desplegarla, garantiza la victoria en cualquier batalla. Pero solo se puede desplegar tres veces. Hay rumores de que ya se ha usado en tres ocasiones distintas, pero hay quien piensa que solo han sido dos, pues si hubiera habido una tercera, las hadas ya habrían venido a recoger la bandera. Sobre sus orígenes, no están muy claros, ya que existen tres historias que cuentan su procedencia. Una de las historias es que un jefe del clan MacLeod se prometió con un hada, pero al cabo de un tiempo, esta se fue dejándole la bandera a él como recuerdo. Otra historia explica que un hada entró en el castillo de Dunvegan y envolvió al hijo del jefe del clan con la bandera y le cantó una nana que fue recordada durante años y cantada por las niñeras de los MacLeods. Sin embargo, la leyenda más aceptada cuenta que la bandera la ganó un MacLeod durante las cruzadas en Palestina. Iba a cruzar un rio cuando se le apareció un hada que le negó pasar a menos que luchara contra ella. El cruzado se enfrentó a la criatura y cuando la derrotó esta le entregó la bandera como ofrenda.
La Copa de Hadas de Dunvegan es un cáliz de roble y plata. Algunos cuentan que fue robado a un jefe irlandés llamado Niall Glúndub (Niall de las Rodillas Negras). Sin embargo, hay otros que creen que la copa había pertenecido a las hadas. La leyenda cuenta que un hombre de los MacLeods de Harris estaba conduciendo el ganado e iba diciéndole a las vacas que parasen cuando una voz le contestó: “!Ho! ¡Ho! ¡Pare aquí! ¡Un retorno a salvo para ti y un viaje a salvo para ti!”. Aun así, el hombre prosiguió adelante hasta llegar a una pequeña colina verde en la cima de la cuál había una puerta abierta. Al acercarse, una bella mujer lo invitó a pasar y en el interior un hombre de edad avanzada le ofreció una copa llena de whisky para que bebiera de ella. Entonces la mujer le dijo que en cuanto acabase de beber, las hadas se llevarían la copa y él quedaría atrapado para siempre. De modo que se fue acercando poco a poco hacia la puerta y cuando le quedaban unas pocas gotas en el interior de la copa salió corriendo colina abajo con las hadas a su espalda hasta que llegó a su casa. Se dice que un MacLeod de los MacLeods oyó hablar de la copa y se la compró, dándole una granja a cambio.
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