ESPAÑOL Folclore

Fiesta Mayor de Verdiales

El día de los Santos Inocentes, la ciudad de Málaga nos invita a disfrutar de la Fiesta Mayor de Verdiales, un antiguo fandango que ha llegado a nuestros días conservando su naturalidad, espontaneidad, dinamismo y multiculturalidad.


El 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, en la ciudad de Málaga se celebra la Fiesta Mayor de Verdiales, un antiguo fandango cantado y bailado típico de la sierra de los Montes de Málaga. Para ello, en el distrito de El Puerto de la Torre se monta una gran carpa con un escenario donde van actuando las distintas Pandas de Verdiales que compiten en tres categorías diferentes: Estilo Almogía, Estilo Montes y Estilo Comares.

Sin embargo, aunque la competición es el fundamento principal de la fiesta, no es el elemento más cautivador de la celebración. Fuera de la carpa, bajo los tenderetes de cada una de las Pandas, estas practican sus piezas musicales, llamadas luchas o revezos, mientras son contempladas por la gente que se acerca amontonadamente. Los músicos, vestidos con un sombrero de flores adornado con tiras de colores, forman un corro que queda rodeado por su público y generalmente está compuesto por un violín, varias guitarras -o incluso bandurrias y laúdes-, un pandero, platillos (crótalos) y castañuelas. Además, el conjunto se completa con el “alcalde”, que es el regidor, el encargado de elegir al cantaor con una varilla decorada con tiras de colores y, por lo tanto, de establecer el inicio y el final de la lucha. Aun así, esta forma musical está hecha para ser bailada; de modo que cuando los bailarines y bailarinas danzan, aunque los músicos siguen formando un corro, la gente se abre para hacer espacio a los bailaores.

Por otro lado, con motivo de la fiesta, se monta otra carpa que hace de bar. En ella se cocinan paella, migas y pies de cerdo, entre muchas otras delicias, y sirven vino de los montes; un vino dulce típico de la tierra de los verdiales que no puede faltar en una celebración folclórica. Junto a la carpa-bar, se disponen unas mesas para poder picar algo y almorzar mientras se escucha de fondo la cacofónica música de los verdiales.

Dicho fandango no solo destaca por su ritmo frenético, su compás ternario y su variedad instrumental, sino por su pureza y antigüedad. Aunque se desconoce su origen, se sabe que los verdiales son una de las formas musicales más antiguas de la península Ibérica. El hecho de que nacieran y se desarrollaran en una zona rural aislada en medio de la sierra de los Montes de Málaga ha hecho que esta forma musical no evolucionara ni se academizara, manteniendo su espontaneidad y su propia personalidad. Este es el motivo por el que se considera a los verdiales como una forma musical pura y viviente. El aislamiento que le conferían las montañas ha hecho que conserve prácticamente todos sus rasgos, desde los instrumentos, las harmonías y los ritmos hasta las letras, los pasos de baile y el vestuario. La prenda de vestir más característica de los verdiales es el sombrero de flores y tiras de colores que llevan los músicos. Dado que los verdiales proceden del campo y los campesinos no disponían de recursos económicos para permitirse vestidos ostentosos y costosos, su vestimenta siempre ha sido sencilla. No obstante, aunque el vestuario era un elemento secundario y libre, los aldeanos intentaban vestir sus mejores ropas para cantar y bailar los verdiales, siempre que fueran cómodas. En los hombres ha predominado la camisa blanca, el pantalón negro y la faja roja; y en las mujeres lo mismo pero en lugar de vestir pantalón, llevaban falda. Sin embargo, actualmente, las mujeres pueden decidir si vestir falda o pantalones.

En cuánto a su procedencia histórica, es muy difícil conocerla concretamente a causa de la variedad de elementos multiculturales que poseen los verdiales. A lo largo de la historia, Andalucía ha sido habitada por muchos pueblos, que recogían las influencias de los antiguos habitantes y dejaban su huella marcada para los siguientes. De esta mezcla cultural nacieron los verdiales. Sabemos, por ejemplo, que el uso de platillos (crótalos) es una característica de procedencia fenicia, mientras que las melodías y letras podrían tener su origen en las moaxajas musulmanas. Por otro lado, no es coincidencia que las celebraciones más importantes se den precisamente en San Juan y Navidad, durante los solsticios de verano e invierno, como hacían los romanos.

Gracias a la posición geográfica de los pequeños pueblos blancos de los Montes, como Almogía o Comares, que han hecho posible la conservación de los verdiales, ahora tenemos la oportunidad de poder contemplar en la propia ciudad de Málaga una fiesta tradicional malagueña que se ha convertido en una de las formas folclóricas más vivas, naturales y dinámicas de España que siguen siendo transmitidas de padres a hijos.


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